lunes, 29 de septiembre de 2008

Industrial


Dicen que hay crisis. No sé, yo como siempre vivo en periodo de crisis, reconversión y catarsis... El caso es que ya no hay ruido en la fábrica de enfrente y acabo de darme cuenta de que se echa de menos. Mi paisaje no es para nada bucólico, al menos no de manera tradicional. De todos modos, aunque estéticamente no sea muy atrayente, pertenezco a él y no puedo evitar que me toquen bastante las narices las grandes cifras macroeconómicas viendo lo que veo a diario.


jueves, 25 de septiembre de 2008

El orgullo de papi

Señor, M., este es el último gusto que le doy. Le llevo dando todos los caprichos desde que recuerdo, sólo esperando que se sienta bien o, por lo menos, que no se decepcione. Como ya nada vale, nunca es suficiente, me planto. Le agradezco todo lo que hizo, pero ya. Ahí le pongo las fotos de su creación, torcidas y todo, no se me queje luego de que modifico lo que no debo. Bueno, aunque nunca se entere, le dedico este pequeño momento de fama.

Papi era feliz a su manera. Tenía dos princesas que lo mimaban y lo admiraban. Un día se le ocurrió motorizar a sus princesitas. Se dejó varios años y la mitad de su cerebro de ingeniero frustrado en el intento. Lo que nunca supo es que el coche que proyectó en realidad no era para ellas sino para el niño que él fue y que no pudo tener más que una caja de cartón con ruedas. Ahí creo que empezó a fastidiarse todo. Confundió su identidad pasada con esas dos futuras que tenía en sus manos. Las princesas no salieron rebeldes del todo y trataban de no disgustar a papi. El problema es que los reyes se convierten en tiranos si se acostumbran a ver siempre cumplidos sus deseos. A este en concreto no le gusta alzar la voz, pero tiene programada una mirada de decepción que mata. En algún momento verá que se le quiere igual a pesar de que las infantas se remanguen la falda y proclamen la república.

lunes, 22 de septiembre de 2008

El día del pfff


No tengo costumbre de dejar recaditos personales por estos lugares, pero hoy se me hacía necesario. Tampoco me gusta entrar en estados de cursilería ridícula y aquí estoy. Antes de seguir mejor lo digo del tirón: que os quiero (os terooooooo), que ahí estaré siempre para vuestros pfff ahora que yo ya estoy saliendo hacia el psss y que a veces un cigarro tirada en el suelo de una cocina en buena compañía es mejor que la más alocada de las fiestas.

Van más o menos diez años desde que nos encontramos por primera vez. Ese tiempo ha pasado muy rápido por momentos y en otros ha ido lento y pesado. Nunca proyectamos una relación estable y , a lo mejor por eso, el matrimonio a cinco se mantiene. Altibajos hubo, sextas personas a montones, y hasta dos pequeñas y demoledoras apariciones que crecen sin darnos cuenta. Niñas, no me jodáis, y a tirar “pa adelante”. Si hay que aguantar quejas, berrinches, resoplidos y mariconadas varias, se aguantan y punto.

Hala, me callo que no me reconozco ni yo. Brindemos por otros diez o mil años, por seguir viéndonos y porque superéis (superemos) lo de ahora y lo que venga.

P.D. Sí, me pongo sensible a veces y me gusta, ¡cojones!

viernes, 19 de septiembre de 2008

A las rubias a veces les cuesta entender

Pasados varios años desde que nos conocimos, el señor Silvestre me confesó:

"Ahora entiendo que haya gente como tú. Entonces no podía y por eso no lo acepté."

Ha transcurrido ya bastante tiempo y hoy la que tiene problemas para entender que haya ese tipo de gente soy yo. No sé si llamarle y decírselo. Bah, tampoco se me puede hacer mucho caso a estas horas de un viernes ya que cuando estoy decidiendo qué ponerme no tengo la cabeza para muchos entendimientos.

miércoles, 17 de septiembre de 2008

Regalos

Los regalos no son más que buenas intenciones envueltas en papel de colores. Adoro el papel de colores. Las buenas intenciones, en cambio, me ponen un poco nerviosa. Nunca sé qué cara poner cuando me regalan algo. Hay gente que parece que espera solucionarte la vida por darte algo, y esto suele suceder cuando han puesto mucha ilusión en ello. Han pensado en que te pongas contenta cuando lo recibes, pero en realidad no han pensado en ti. Lo mismo pasa con el resto de buenas intenciones, aunque no vayan en una cajita brillante. Muchas veces hacemos cosas buscando sentirnos bien a través de la felicidad que proporcionamos a otros. No es justo para nadie.

Como dijo la chica que chupaba un lolipop en la parada del autobús:
"Dame lo que quieras darme y no lo que creas que necesito."

jueves, 11 de septiembre de 2008

Niños

Andaba yo jugando a los barquitos con Bea, cuando el profesor decidió ponernos en un apuro preguntándonos qué era lo que más temíamos. Si hubiera sido valiente, habría levantado la mano para decir: "a que me pregunten tonterías en clase". Por suerte no me tocó a mí responder. El dedo señaló a otra niña que se sentaba en la otra hilera de mesas. A la pobrecita le pilló de improviso (seguro que estaba jugando también con su compañero) y tuvo que pedir que le repitieran la cuestión. Lo pensó un par de segundos y contestó que tenía miedo al miedo. Me parece que toda la clase la miró con desprecio, sobre todo porque el profesor le dijo que era muy inteligente y le pidió que desarrollara su idea. Más que azorada viendo el efecto de su intervención, la nena explicó que tenía pánico a estar en una situación difícil y no poder acutar porque el miedo la paralizara. ¡Qué asquerosa! ¿Se creía más lista o qué? Pasado el tiempo sigo pensando que era una redicha, pero cada día estoy más de acuerdo con ella.

¿Cómo es posible que un crío pensara ese tipo de cosas? Bueno, la verdad es que somos una generación para las que las brujas no comían niños sino que defendían el liberalismo económico al grito de "¡Viva el mal! ¡Viva el capital! Las chicas queríamos ser como Alaska y nuestro mito pre-erótico era Santi Auserón cantándole a Annabel Lee. Nos hicieron creer que no había más Dios que pensar libremente cuando aún creíamos en los Reyes Magos. Por supuesto que salimos raritos.

El vídeo para los nostálgicos y para quienes tengan la paciencia de tragárselo sin conocerlo.


sábado, 6 de septiembre de 2008

De finales


Una vez oí comentar que las cosas importantes se dicen en voz baja. Es verdad. Un "!hasta aquí hemos llegado! dicho entre exclamaciones y a gritos no es un punto final, ni siquiera un punto y seguido. Si acaso unos paréntesis entre los cuales uno aclara que tiene derecho a histeriquear tanto como le dé la gana. Cuando algo termina en serio no hay portazos ni insultos ni chillidos. En un tono pausado, y quizás sonando un poco a interrogación, alguien dice "se acabó". No habrá ninguna respuesta a eso. Como mucho una mirada poco prolongada y, si hay suerte, una leve sonrisa. Todo está claro en ese momento. Ya no hay más que hablar. Un último vistazo a esas manos que nos conocen bien, un poco por despedirnos de ellas y un poco por no subir la mirada y aguantar los ojos del contrario.

Ayer refrescó bastante y tuve que volver a guardar las sandalias. Sabía que no iba a ser del todo fácil, pero había que hacerlo. No me gustan los escándalos, así que cerré despacito la puerta del armario para que, por lo menos, no se escuchara el golpe. Al final no hubo dolor. Apenas una leve presión en la garganta que no desembocó en llanto y después una extraña, pero agradable, sensación de ligereza.

miércoles, 3 de septiembre de 2008

Woman at work

Estoy intentando cambiar la plantilla y algunas cosas más. De momento me han desaparecido los links y el perfil que parece que ha vuelto. Si en algún caso desaparece todo ya sabéis por qué es.

"Ayyy Manolete, si no sabes torear, ¿pa qué te metes?"

lunes, 1 de septiembre de 2008

Variétés

El sábado, después de un día de barbacoa, sangría y risas un poco sin venir a cuento, terminamos haciendo una excursión a la España más pintoresca y profunda. Desembarcamos en las fiestas del pueblo como madrileños domingueros en busca de la carcajada fácil a costa de los pueblerinos. El objetivo principal era ver a una vedette rubia y descubrir si la foto que habíamos visto en el programa de fiestas se correspondía con la realidad.

La vedette

Llegamos a la carpa mirando el mundo desde arriba y un poco desde fuera. Con bastante reparo, los primeros entraron al auditorio portátil para ver el espectáculo. Cuando ya sólo quedábamos dos observando desde el exterior, oímos cómo uno de nuestros amigos era requerido por el prestidigitador para colaborar en el truco. J. se cubrió de gloria "confensándole" al mago que era funcionario de prisiones y siguiéndole las bromas. En ese momento, D. y yo que estábamos fuera mirando por una rendija, tuvimos la suerte de que el humorista que iba después nos avanzara el contenido del show (un tipo símpatico, por cierto). Unos minutos más tarde escuchamos que llaman a otra amiga para subir al escenario. Ésta dijo que no alegando que era terriblemente alérgica a la flor que iba a ser usada en el siguiente número. T. también se negó porque no iba a soltar a su bebé para seguirle el rollo al tío del traje brillante. Por fin le tocó el turno a G., que tiene la mala costumbre de salvarnos el culo en este tipo de situaciones. Y allí estaba mi amiga frente a un montón de desconocidos ayudando a que una mesa se elevara un metro sobre el suelo sin ninguna ayuda física.

El mago

En este punto de la noche tengo que reconocer que creo que quedamos atrapados por el encanto del espectáculo y de la vida. Nos quitamos el traje de capitalinos snobs y fuimos nosotros. Últimamente ando con el afán de simplificar y simplificarme, a lo mejor este es el inquietante pero reconfortante camino. ¿Quién quiere leer a Kierkegaard cuando una vedette, un mago, un cantante y un humorista tienen las respuestas? Bueno, si no las tienen, lo cierto es que pueden hacerte sentir bien. Vaya mi más sincera admiración para esos cómicos que recorren los pueblos en fiestas y para todos aquellos que pueden dejar de ser unos dignísimos estúpidos y disfrutar sin reparos ni prejuicios clasistas.

P.D. Encontré la página de la productora y de ahí pude sacar las fotos. Aquí dejo el enlace para los que estuvieron. No dejéis de visitar el elenco de artistas. Sólo diré un nombre: María Jesús y su acordeón.