martes, 15 de junio de 2010

Del pasado

Visitar el pasado es como intentar enfundarte unos pantalones de la talla treinta y seis que usabas hace siglos. El tiempo ha transcurrido para ambos: tú no entras en algo tan pequeño y ellos ya no están a la moda. Aún así no puedes evitar hacer un último esfuerzo por ponértelos. Total, si en unas semanas puedes perder varios kilos y los vaqueros de campana se pueden convertir en pitillo con hilo, aguja y un poco de buena voluntad.

Después de quince días de dieta espartana y haber hilvanado las perneras para estrecharlas, lo vuelves a intentar. No, no cabes. Bueno, en un mes podrían abrochar, pero, aunque arregles lo de los campanolos, el tiro es demasiado alto y están definitivamente pasados de moda.

Lo lógico después de esta última aventura es que la prenda termine en la basura, cosa que casi nunca ocurre. Casi con toda seguridad doblarás los pantalones, los guardarás en un lugar poco accesible pensando que quizás algún día volverás a pesar cuarenta y nueve kilos y, milagrosamente, el tiro alto y la pata de elefante volverán a ponerse de actualidad. Es el último resquicio que nos queda para no dar otra batalla por perdida.