jueves, 29 de julio de 2010

Soluciones

En el fondo de todo no está la cantidad de problemas sino el ingente número de soluciones. Nos cuesta, pero la cuestión a resolver tarde o temprano la encontramos. A partir de ahí el siguiente paso está claro, ¿no? Buscar una solución. Dicen que el que busca encuentra, lo que no dicen es que se terminan hallando demasiadas cosas. Con las soluciones también pasa, de modo que al principio sólo tenías un problema y ahora lo sigues teniendo además de varias opciones para paliarlo. En un laboratorio, el método ensayo y error da buenos resultados. Ahora, ¿lo habéis probado fuera de una atmósfera controlada? Cada experimento fallido que hacemos nos lleva a provocar más problemas que, a su vez, generan una cantidad indeterminada de soluciones. De esta desazón se libran tres tipos de personas: los que tienen mucha suerte y aciertan la respuesta correcta a la primera (la ventaja de estos es que además suelen acertar en las quinielas), los que se empeñan en que su solución es la correcta aunque tengan que contradecir las leyes de la lógica y la física para afirmarlo y aquellos que  prefieren no enredar y quedarse con su problema que, total, no les complica tanto la existencia. El resto ensayamos y erramos hasta que nuestras fuerzas o nuestra salud mental nos lo permiten, momento que, por otro lado es imposible de predecir.



sábado, 17 de julio de 2010

Más de lo mismo

Y otras veces es el pasado el que te hace una llamada y después de colgar no paras de darle vueltas a todo lo que has hecho y, sobre todo, a lo que has dejado de hacer, desde que ese pasado era presente hasta hoy. En ese punto sólo queda esperar a que todo vuelva a su lugar y ver si podemos crear nuevos puntos de partida.