domingo, 10 de octubre de 2010

Cobardía verbal

Bien sabido es que no me llevo demasiado bien con Mme Mentira. Durante años he convivido con su hermana pequeña Mle Piadosa. Del mismo modo que la tradición se ha puesto siempre de parte de Abel, nosotros salvamos a la mentira piadosa de la quema moral por más injusta que sea. Como decía, yo la he tolerado y la he ejercido sin ningún tipo de remordimiento. Cada vez he tenido más conflictos con esa familia, por lo que tuve que desterrar también a la benjamina y mudarme con el primo lejano Silencio. Cierto es que para mí es mucho más cómodo vivir con varones y mucho más si, como en este caso, son calladitos. Desde que sé que todos ellos forman parte del mismo clan, tuve que arriesgarme a seguir sola y continuar el camino sin más compañía que una boca enorme. 

No me engaño, no ha sido por generosidad ni por valentía. Creo firmemente que la cobardía debería ser un derecho constitucional hasta que nos paguen un plus de peligrosidad en cada uno de nuestros actos, pero a la cobardía verbal no le veo cabida en ninguna Carta Magna. Por más vestida de piedad o de silencio que la presentemos, una trola es una trola y añadiría más, una falta de respeto. No tengo nada en contra de que me mientan siempre que lo hagan con malas intenciones. Si el fin es malo, los medios no tienen por qué ser honestos. Si me quieren hacer un bien, veo imposible que nadie lo logre a través de una traición. El asunto es simple, ¿no?


Anexo del 14 de octubre: Nikhil y Sandip
Anteanoche empecé "La casa y el mundo". Nunca me había llamado la atención Tagore por la cantidad de citas suyas que circulan y hasta ahora no había leído nada. El caso es que me encontré con estos dos personajes con puntos de vista muy diferentes sobre esto. Que hablen ellos.
Nikhil: Tenía la vanidad de creer que podría contemplar la verdad en toda su desnudez, lo cual era tentar a Dios.
Sandip: Preferiría no ocultar nada; ocultar es cobarde. Pero si no pudiera resolverme a disimular cuando el disimulo se impone, sería también cobarde.
Empieza a caerme bien Tagore, muy mal Nikhil, que se parece demasiado a mí y Sandip no sé.





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